Newsletter articles for Term 3 include
¨El clan de los Paniora¨
Written by Paola Iasci, Spanish National Language Adviser, Tui Tuia | Learning Circle.
"La situación del libro en español en Nueva Zelanda"
Written by Ramón Domínguez, International Trade Advisor, Spanish Embassy in Wellington.
"Demos un paso más: Teaching Spanish for a Just and Connected World"
Written by Elba Ramirez, Senior Lecturer , Auckland University of Technology.
Written by Paola Iasci, Spanish National Language Adviser, Tui Tuia | Learning Circle
Photo 1: Snapshot from the invitation to the Birthday party for Manuel Jose
El clan maorí de los Paniora es uno de los clanes más extensos de Nueva Zelanda y cuenta con más de 20.000 descendientes de Manuel José de Frutos, un comerciante español que recaló en las playas de Nueva Zelanda en el siglo XIX.
Originario del pueblo segoviano de Valverde del Majano, Manuel se casó con varias mujeres maoríes y tuvo numerosos hijos, que ahora forman el clan de los Paniora, que significa ¨español¨ en Te Reo.
Hace unos años, la televisión española grabó un documental, alojado en la web de RTVE, en el que explica las aventuras de este marinero ballenero que se estableció en la costa este de la isla norte
Los Paniora mantienen vivas sus raíces españolas y el legado de Manuel José, celebrando su cumpleaños (31 de enero de 1811) así como el Día de la Hispanidad, organizado por la embajada de Wellington, a la que donaron una escultura, cuyas formas hacen patente la unión entre las dos culturas.
Un dato curioso es que Manuel José plantó un olivo en Nueva Zelanda, el cual aún existe y es un símbolo de la conexión entre España y el clan de los Paniora. La tumba de Manuel José en Taumata es un lugar de peregrinación para sus descendientes, ya que el pueblo maorí tiene en gran consideración el fuerte vínculo con los ancestros.
Quienes quisieran profundizar en esta interesante conexión entre los dos países, pueden visionar este vídeo en YouTube o ver el documental que un grupo de estudiosos neozelandeses, liderados por la periodista Diana Burns, grabaron en ocasión del descubrimiento del legado del segoviano y de unos lazos interculturales centenarios.
Written by Ramón Domínguez, International Trade Advisor, Spanish Embassy in Wellington.
Photo 2: Shelves with Spanish books from a public library in Wellington.
Aunque el español está cada vez más presente en Nueva Zelanda, a veces es difícil encontrar libros en español en algunas librerías.
Si, por ejemplo, nos adentramos en las bibliotecas públicas de la capital, Wellington City Libraries, encontramos 1.125 libros en castellano mientras que en las de Auckland hay 3.903 títulos.
La poca presencia de libros en español o de autores españoles se explica, en parte, porque muchas personas prefieren comprarlos a través de plataformas digitales internacionales, por la escasez de traductores en la región o las diferencias en los hábitos de lectura locales.
En cuanto a las razones que explican este hecho, podemos destacar dos:
· Población de habla hispana en Nueva Zelanda:
No hay una cifra exacta del total de hispanohablantes en Nueva Zelanda, pero según el censo de 2018, vivían en el país unas 25.700 personas de origen latinoamericano, casi el doble que en 2013. Se estima que en 2023 podrían ser ya unas 34.000. Además, se calcula que hay unos 4.000 españoles. En total, habría cerca de 40.000 personas que hablan español, lo que representa alrededor del 0,75 % de la población del país.
· La enseñanza del español en Nueva Zelanda:
Comparado con otros idiomas, el español se ha mantenido como uno de los más estudiados en secundaria durante la última década. En 2024 fue el tercer idioma más elegido, después del maorí y del inglés como segunda lengua, pero, en general, ha disminuido el número global de estudiantes de un segundo idioma, sobre todo a nivel universitario.
Aunque el número de personas que hablan o estudian español en Nueva Zelanda ha ido creciendo, los libros en papel, escritos en español, siguen siendo difíciles de encontrar. Afortunadamente, existe la Biblioteca Letras Latinas, que posee más de 6.000 libros y los presta por correo a los residentes en Nueva Zelanda.
Written by Elba Ramirez, Senior Lecturer , Auckland University of Technology.
Photo 3: Students
In today’s rapidly changing world, shaped by AI, climate change, and migration, language education must become a bridge to understanding and social transformation. As language teachers, we can help students navigate complexity, build empathy, and imagine more just futures. In Aotearoa New Zealand, where classrooms reflect a rich tapestry of cultures, intercultural communicative language teaching (iCLT) offers a meaningful framework. iCLT integrates language and culture, building awareness, knowledge, and positive attitudes toward ‘difference’. It encourages learners to make comparisons and connections between languages and cultures, while celebrating the uniqueness of each.
To truly meet the needs of our time, we must go further. Demos un paso más by embracing a more ‘critical’ interculturality, which invites us to challenge stereotypes, question dominant narratives, and examine power dynamics (including colonial legacies) especially in Aotearoa. This is where language teaching becomes a tool for social justice. A critical approach to iCLT aligns with global citizenship: the understanding that every person is a citizen of the world, and that decisions in one part of the planet affect others. A global citizen understands their role in a connected world and works for a more just and sustainable future.
Even everyday words like cacao, patata, tomate, and chocolate offer rich opportunities to explore shared etymologies, trace cultural exchanges. In primary classrooms, students can explore the origins of these foods through tasting, mapping, and storytelling, learning Spanish vocabulary while tracing how these travelled across continents. This opens space for age-appropriate discussions about Indigenous stewardship and colonization, helping students connect language learning with Indigenous histories. In secondary classrooms, learners can examine how Spanish has impacted Indigenous languages and compare struggles like those of Quechua and Te reo Māori.
A critical intercultural pedagogy links communicative practice to historical context, ethical reflection, and global responsibility. It is not about interculturally perfect lessons but about creating space for transformation.
That is how we teach Spanish for a connected world!
Are you ready para dar el paso?
Written by Paola Iasci, Spanish National Language Adviser, Tui Tuia | Learning Circle
Photo 1: Snapshot from the invitation to the Birthday party for Manuel Jose
El clan maorí de los Paniora es uno de los clanes más extensos de Nueva Zelanda y cuenta con más de 20.000 descendientes de Manuel José de Frutos, un comerciante español que recaló en las playas de Nueva Zelanda en el siglo XIX.
Originario del pueblo segoviano de Valverde del Majano, Manuel se casó con varias mujeres maoríes y tuvo numerosos hijos, que ahora forman el clan de los Paniora, que significa ¨español¨ en Te Reo.
Hace unos años, la televisión española grabó un documental, alojado en la web de RTVE, en el que explica las aventuras de este marinero ballenero que se estableció en la costa este de la isla norte
Los Paniora mantienen vivas sus raíces españolas y el legado de Manuel José, celebrando su cumpleaños (31 de enero de 1811) así como el Día de la Hispanidad, organizado por la embajada de Wellington, a la que donaron una escultura, cuyas formas hacen patente la unión entre las dos culturas.
Un dato curioso es que Manuel José plantó un olivo en Nueva Zelanda, el cual aún existe y es un símbolo de la conexión entre España y el clan de los Paniora. La tumba de Manuel José en Taumata es un lugar de peregrinación para sus descendientes, ya que el pueblo maorí tiene en gran consideración el fuerte vínculo con los ancestros.
Quienes quisieran profundizar en esta interesante conexión entre los dos países, pueden visionar este vídeo en YouTube o ver el documental que un grupo de estudiosos neozelandeses, liderados por la periodista Diana Burns, grabaron en ocasión del descubrimiento del legado del segoviano y de unos lazos interculturales centenarios.
Written by Ramón Domínguez, International Trade Advisor, Spanish Embassy in Wellington.
Photo 2: Shelves with Spanish books from a public library in Wellington.
Aunque el español está cada vez más presente en Nueva Zelanda, a veces es difícil encontrar libros en español en algunas librerías.
Si, por ejemplo, nos adentramos en las bibliotecas públicas de la capital, Wellington City Libraries, encontramos 1.125 libros en castellano mientras que en las de Auckland hay 3.903 títulos.
La poca presencia de libros en español o de autores españoles se explica, en parte, porque muchas personas prefieren comprarlos a través de plataformas digitales internacionales, por la escasez de traductores en la región o las diferencias en los hábitos de lectura locales.
En cuanto a las razones que explican este hecho, podemos destacar dos:
· Población de habla hispana en Nueva Zelanda:
No hay una cifra exacta del total de hispanohablantes en Nueva Zelanda, pero según el censo de 2018, vivían en el país unas 25.700 personas de origen latinoamericano, casi el doble que en 2013. Se estima que en 2023 podrían ser ya unas 34.000. Además, se calcula que hay unos 4.000 españoles. En total, habría cerca de 40.000 personas que hablan español, lo que representa alrededor del 0,75 % de la población del país.
· La enseñanza del español en Nueva Zelanda:
Comparado con otros idiomas, el español se ha mantenido como uno de los más estudiados en secundaria durante la última década. En 2024 fue el tercer idioma más elegido, después del maorí y del inglés como segunda lengua, pero, en general, ha disminuido el número global de estudiantes de un segundo idioma, sobre todo a nivel universitario.
Aunque el número de personas que hablan o estudian español en Nueva Zelanda ha ido creciendo, los libros en papel, escritos en español, siguen siendo difíciles de encontrar. Afortunadamente, existe la Biblioteca Letras Latinas, que posee más de 6.000 libros y los presta por correo a los residentes en Nueva Zelanda.
Written by Elba Ramirez, Senior Lecturer , Auckland University of Technology.
Photo 3: Students
In today’s rapidly changing world, shaped by AI, climate change, and migration, language education must become a bridge to understanding and social transformation. As language teachers, we can help students navigate complexity, build empathy, and imagine more just futures. In Aotearoa New Zealand, where classrooms reflect a rich tapestry of cultures, intercultural communicative language teaching (iCLT) offers a meaningful framework. iCLT integrates language and culture, building awareness, knowledge, and positive attitudes toward ‘difference’. It encourages learners to make comparisons and connections between languages and cultures, while celebrating the uniqueness of each.
To truly meet the needs of our time, we must go further. Demos un paso más by embracing a more ‘critical’ interculturality, which invites us to challenge stereotypes, question dominant narratives, and examine power dynamics (including colonial legacies) especially in Aotearoa. This is where language teaching becomes a tool for social justice. A critical approach to iCLT aligns with global citizenship: the understanding that every person is a citizen of the world, and that decisions in one part of the planet affect others. A global citizen understands their role in a connected world and works for a more just and sustainable future.
Even everyday words like cacao, patata, tomate, and chocolate offer rich opportunities to explore shared etymologies, trace cultural exchanges. In primary classrooms, students can explore the origins of these foods through tasting, mapping, and storytelling, learning Spanish vocabulary while tracing how these travelled across continents. This opens space for age-appropriate discussions about Indigenous stewardship and colonization, helping students connect language learning with Indigenous histories. In secondary classrooms, learners can examine how Spanish has impacted Indigenous languages and compare struggles like those of Quechua and Te reo Māori.
A critical intercultural pedagogy links communicative practice to historical context, ethical reflection, and global responsibility. It is not about interculturally perfect lessons but about creating space for transformation.
That is how we teach Spanish for a connected world!
Are you ready para dar el paso?