Tuve la gran suerte de asistir a la experiencia de inmersión en español en Queenstown. Me preguntaba, ¿qué tipo de inmersión en español podría tener en Queenstown? Me sorprendió la cantidad de oportunidades de encontrar auténticos contextos de hablar en español y culturas hispanas que había en un solo pueblo pequeño neozelandés. Una experiencia destacada para mí fue aprender sobre los orígenes argentinos de la heladería local Patagonia. Se brindó una degustación, así como la historia del origen del negocio en español. Otro día hicimos un Escape Room, con todas las pistas en español – una actividad comunicativa, que aunque fue un poco estresante, también fue muy divertida.
La experiencia me hizo reflexionar que hay un montón de gente de habla hispana, recursos auténticos y experiencias culturales alrededor de nosotros, y que podemos aprovecharlas en el aula, para nuestros alumnos también.
por Anna Edlin, profesora de Queen Margaret College, Wellington
Photo 1: (Bottom Left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser with Teachers of Spanish who took part in the Spanish Immersion Week
Photo 2: (Left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser, (Middle) Anna Edlin and (Right) Tomás Renna
Cuando uno piensa en Queenstown, raramente le viene en mente que uno pueda pasar una semana en este tan bonito centro turístico hablando solamente en español. Pero, luego de haber participado en ésta, no queda ni la menor duda que no podría haber un destino más propicio en Nueva Zelanda para hacer esta experiencia tan enriquecedora, motivante y entretenida al mismo tiempo.
Aparte del magnífico destino que nos acogió, los coordinadores, los profesores que participaron y todas las actividades contribuyeron a que cada día de la semana fueran jornadas interesantes, llenas de contenido, con mucho aprendizaje, mucha colaboración entre todos y por supuesto la alegría de poder hablar español todo el día.
Por las mañanas participamos de clases en las que aprendimos actividades, cultura, cocina y tradiciones del mundo hispano. De gran valor fueron las clases que tuvimos con el programa de lenguas de la universidad de Salamanca. Cada lección, a las que asistimos por zoom, fue una clase magistral sobre la lengua castellana. Gracias a esto fuimos enriquecidos en nuestro entendimiento de la lengua y la gramática. Espero que todos los que participamos podamos transmitir tanto conocimiento adquirido a nuestros estudiantes.
Por las tardes en cambio, tuvimos muchas actividades de tipo recreativa pero porque fueron presentadas y conducidas con la intención de hacernos usar y practicar el español. Así, cada actividad en el programa nos ayudó a conversar, compartir, hablar de nuestras experiencias en nuestros colegios y clases en un ambiente de gran colegialismo y colaboración. Es imposible no nombrar todo lo que hicimos, la visita guiada de Queenstown y sus alrededores en manos de un guía originalmente de Chile, la visita a la Góndola y el Ludge, la clase de Salsa con dos bailarines profesionales, la tarde en los ''escape rooms' siguiendo y tratando de descifrar las pistas en español, la visita a Arrowtown y la búsqueda del tesoro también en español, el baño en las piscinas Onsen... y como no nombrar las visitas degustativas a destinos culinarios de Queenstown que promocionan los sabores hispanos y latinos como los chocolates y helados Patagonia, los tacos de Taco Medic o la exquisita comida mexicana de Margo's, el carro de churros en la esplanada y el riquísimo asado en Slow Cuts.
En síntesis, la inmersión en español fue todo un suceso gracias al delicado planeamiento y atención a cada detalle por parte de todos en Tui Tuia / Learning Circle y la participación de todos los profesores que se lanzaron a vivir esta experiencia al máximo. Estoy seguro de que en la memoria colectiva permanecerá para siempre el recuerdo de que uno puede pasar 5 días en Queenstown totalmente sumergido en nuestra lengua favorita. Todos nos llevamos lindísimos recuerdos de momentos compartidos con gente super especial que además de ser colegas en la enseñanza, desde ahora en adelante serán también muy buenos amigos.
por Tomás Renna, Te Kura o Rotahokahoka - Western Heights High School
Photo 1, Top photo at Taco Medic (Bottom row 4th from left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser with Teachers of Spanish, (Top row second from left) Tui Tuia | Learning Circle Programme Coordinator Kath Doody, (Top row third from left) Tui Tuia | Learning Circle Facilitator Kara Morrison, (Top row 4th from left) Spanish Intermediate Tutor for the Immersion, Pilar Molina Sanchez, (Top row third from right) Tomás Renna with the Teachers of Spanish
Photos 2 and 3: Teachers taking part in activities in Arrowtown during the Immersion
The food tech room was a hive of activity, alive with the delicious aroma of caramelising onion, the sizzle of a hot pan and air so thick with intense concentration (plus a pinch of tension) that you could cut it with a knife. Of which there were many; slicing, dicing, and creating a delicious array of Spanish Tapas for the inaugural MasterChef Tapas Edition of Baradene College’s Year 12 Spanish class.
The brief was to create a tapas dish with a clear connection to the culture and history of Spain. Points were awarded for presentation, flavour, creativity, and cultural connections. In addition to showcasing their culinary skills, the task required research and production of an informative and eye-catching poster. Teams had to present their creations in Spanish to the class and judges. Extra credit was awarded for the teams that communicated in Spanish throughout the task.
Competition was fierce (yet supportive) and had begun the day before in the planning class, with students discussing the best way of maximising both deliciousness and scores, while minimising prep time. With just 45 minutes to put together and present their tapas dish, time was tight. It was imperative for teams to follow a strict kitchen schedule and operate like a well olive-oiled machine.
The positive, can-do attitude, the planning, execution, and time-management skills of all the students in this class was impressive to observe. Equally as impressive, not to mention absolutely delicious, were the high-quality tapas platters that were presented for judging. This particular judge had come to the lesson slightly hangry and left feeling joyously satiated and ready for a siesta.
Judging turned out to be more difficult than it initially appeared, with a last-minute streak ahead in the presentation scores from a team hiding their brilliance in a corner of the kitchen until a dramatic reveal at the buzzer. One dish that appeared slightly ‘shabby chic’ was outstanding in terms of taste and turned the scores on their heads even further. After tallying the points, two teams tied for first place as it was impossible to pick a clear winner.
Article by Tui Tuia | Learning Circle Facilitator Kara Morrison
‘Nunca hubiera creído que podríamos descubrir a nuestra familia extensa en España…ni mucho menos, visitarles y tener una relación tan cariñosa, dijo Doug Katae, emocionado.
Doug fue parte de una grupo de Paniora, que, después de años de anhelar contacto con sus raíces españolas, por fin podían entender la parte de su pasado que les faltaba. Paniora (español en Te Reo Maori) se llaman los Maorí de la tribu Ngati Porou, en la costa éste de Aotearoa/Nueva Zelanda, que son descendientes de un misterioso español que llegó a su territorio hace 180 años. Como descubrieron su pasado es una historia fascinante.
Manuel José fue un marinero que llegó a Nueva Zelanda en 1830, cuando aún había pocas personas europeas en esa región. Se quedó, y a pesar de no hablar ni maorí ni inglés, rápidamente se casó con 5 mujeres de tribu. Estos matrimonios produjeron 8 niños. No muchos, pero con los años y las familias grandes de sus descendientes, llegó a ser familia enorme de más que 16,000 personas en 2000.
El problema es que después de unas generaciones, la información sobre Manuel José y sus raíces se habían ido perdiendo. Aunque algunos miembros de la familia sabían, por su tradición oral, que era un hombre pelirrojo, y de Segovia en España, muy poco más sabían. Incluso, Manuel y José son nombres, no apellidos – no conocían su apellido. Sin esto, parecía imposible encontrar más información sobre las raíces españolas de los Paniora.
Soy periodista, y llegué a saber de los Paniora. Me fascinó la historia, y decidí investigar más. Los Paniora me invitaron a una gran y espectacular fiesta que organizaron en Tikitiki, en la Costa del Este. En ella, más de 400 Panoira participaron para celebrar su sangre española. Fue increíble ver como habían hecho a mano ropa estilo flamenco y español, con abanicos, sombreros, mantas y rosas. Claro, hasta entonces, nadie de clan había visitado España, y sus ideas venían de libros, revistas, y películas. A veces se entremezclaban ponchos peruanos con sombreros mexicanos, pero ser correcto no era el objetivo. Lo importante era la celebración de familia y sus deseos de conectar y tener lazos con familia lejana y desconocida.
Con un equipo de cineastas españoles, empezamos a hacer un documental sobre los Paniora. Como parte de nuestras investigaciones, decidimos intentar encontrar más información sobre Manuel José, el patriarca de esa enorme familia. Durante una de nuestras entrevistas, una de la familia, la vieja Tia Suey, nos contó que sus abuelos siempre mencionaron Valverde. El nombre Valverde apareció frecuentemente en la historia de los Paniora: como nombre de casa, de caballos, de personas.
En España, Valverde es un nombre común de pueblo. Pero, por suerte, en la provincia de Segovia, solo hay un Valverde, a unos 14 km de Segovia. En el pequeño pueblo de Valverde del Majano, solo hay una iglesia, y allí dentro todavía quedan todos los récords de los nacimientos, casamientos y muertes de los últimos 300 años. Buscamos el nombre Manuel José, dentro del periodo de 1780-1830 (pensamos que debía ser cuando tenía que haber nacido, por haber llegado a Aotearoa alrededor de 1830,) e, increíblemente, solo apareció un Manuel José. Se había ido del pueblo antes de casarse – no se sabe a dónde. ¿Podría ser él, el ancestro de los Paniora?
Cuando fui a una reunión de los Paniora en Tikitiki y les conté lo que habíamos encontramos, fue emocionante. Mucha gente lloró, y todos estaban convencidos de que ese Manuel José era su ancestro. No tenían ninguna duda – aunque no podremos estar absolutamente seguros. Para los Paniora tiene más que ver con sus sentimientos y deseos de conexión que ciencia. Estaban seguros de que Manuel José, por tantos años perdido para ellos, ya podría ser conocido e incorporado en la familia.
Dos años después, llevé un grupo de 25 Paniora a Valverde del Majano. Los habitantes del pueblo estuvieron encantados de saber que tenían primos lejanos en las antípodas. La historia también atrajo a todos los medios de comunicación en España, a quienes que les gustó el romance y exotismo de esta aventura. Fue un encuentro entre dos pueblos extraordinario.
Desde entonces, muchos Paniora han ido a Valverde, y un grupo de Valverde, incluido su alcalde, también visitó a los Paniora durante 2 semanas en Nueva Zelanda. Es un lazo fuerte y feliz; para los Paniora, es un pedazo importante de su pasado y whakapapa (genealogía) que ya está en su sitio.
Por Diana Burns
Diana es una famosa y experimentada periodista neozelandesa que le fascina investigar y descubrir nuevas historias. Para los que estéis interesados en saber más información sobre esta fascinante historia, estos enlaces son muy interesantes:
https://www.nzgeo.com/stories/180-years-of-solitude
Foto: Regalo a la Embajada de España en NZ de la Te Whanau a Manuera con motivo del hermanamiento entre Valverde del Majano (Segovia) y la ciudad de Gisborne.
Tuve la gran suerte de asistir a la experiencia de inmersión en español en Queenstown. Me preguntaba, ¿qué tipo de inmersión en español podría tener en Queenstown? Me sorprendió la cantidad de oportunidades de encontrar auténticos contextos de hablar en español y culturas hispanas que había en un solo pueblo pequeño neozelandés. Una experiencia destacada para mí fue aprender sobre los orígenes argentinos de la heladería local Patagonia. Se brindó una degustación, así como la historia del origen del negocio en español. Otro día hicimos un Escape Room, con todas las pistas en español – una actividad comunicativa, que aunque fue un poco estresante, también fue muy divertida.
La experiencia me hizo reflexionar que hay un montón de gente de habla hispana, recursos auténticos y experiencias culturales alrededor de nosotros, y que podemos aprovecharlas en el aula, para nuestros alumnos también.
por Anna Edlin, profesora de Queen Margaret College, Wellington
Photo 1: (Bottom Left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser with Teachers of Spanish who took part in the Spanish Immersion Week
Photo 2: (Left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser, (Middle) Anna Edlin and (Right) Tomás Renna
Cuando uno piensa en Queenstown, raramente le viene en mente que uno pueda pasar una semana en este tan bonito centro turístico hablando solamente en español. Pero, luego de haber participado en ésta, no queda ni la menor duda que no podría haber un destino más propicio en Nueva Zelanda para hacer esta experiencia tan enriquecedora, motivante y entretenida al mismo tiempo.
Aparte del magnífico destino que nos acogió, los coordinadores, los profesores que participaron y todas las actividades contribuyeron a que cada día de la semana fueran jornadas interesantes, llenas de contenido, con mucho aprendizaje, mucha colaboración entre todos y por supuesto la alegría de poder hablar español todo el día.
Por las mañanas participamos de clases en las que aprendimos actividades, cultura, cocina y tradiciones del mundo hispano. De gran valor fueron las clases que tuvimos con el programa de lenguas de la universidad de Salamanca. Cada lección, a las que asistimos por zoom, fue una clase magistral sobre la lengua castellana. Gracias a esto fuimos enriquecidos en nuestro entendimiento de la lengua y la gramática. Espero que todos los que participamos podamos transmitir tanto conocimiento adquirido a nuestros estudiantes.
Por las tardes en cambio, tuvimos muchas actividades de tipo recreativa pero porque fueron presentadas y conducidas con la intención de hacernos usar y practicar el español. Así, cada actividad en el programa nos ayudó a conversar, compartir, hablar de nuestras experiencias en nuestros colegios y clases en un ambiente de gran colegialismo y colaboración. Es imposible no nombrar todo lo que hicimos, la visita guiada de Queenstown y sus alrededores en manos de un guía originalmente de Chile, la visita a la Góndola y el Ludge, la clase de Salsa con dos bailarines profesionales, la tarde en los ''escape rooms' siguiendo y tratando de descifrar las pistas en español, la visita a Arrowtown y la búsqueda del tesoro también en español, el baño en las piscinas Onsen... y como no nombrar las visitas degustativas a destinos culinarios de Queenstown que promocionan los sabores hispanos y latinos como los chocolates y helados Patagonia, los tacos de Taco Medic o la exquisita comida mexicana de Margo's, el carro de churros en la esplanada y el riquísimo asado en Slow Cuts.
En síntesis, la inmersión en español fue todo un suceso gracias al delicado planeamiento y atención a cada detalle por parte de todos en Tui Tuia / Learning Circle y la participación de todos los profesores que se lanzaron a vivir esta experiencia al máximo. Estoy seguro de que en la memoria colectiva permanecerá para siempre el recuerdo de que uno puede pasar 5 días en Queenstown totalmente sumergido en nuestra lengua favorita. Todos nos llevamos lindísimos recuerdos de momentos compartidos con gente super especial que además de ser colegas en la enseñanza, desde ahora en adelante serán también muy buenos amigos.
por Tomás Renna, Te Kura o Rotahokahoka - Western Heights High School
Photo 1, Top photo at Taco Medic (Bottom row 4th from left) Clara Gómez Jimeno, Spanish National Language Adviser with Teachers of Spanish, (Top row second from left) Tui Tuia | Learning Circle Programme Coordinator Kath Doody, (Top row third from left) Tui Tuia | Learning Circle Facilitator Kara Morrison, (Top row 4th from left) Spanish Intermediate Tutor for the Immersion, Pilar Molina Sanchez, (Top row third from right) Tomás Renna with the Teachers of Spanish
Photos 2 and 3: Teachers taking part in activities in Arrowtown during the Immersion
The food tech room was a hive of activity, alive with the delicious aroma of caramelising onion, the sizzle of a hot pan and air so thick with intense concentration (plus a pinch of tension) that you could cut it with a knife. Of which there were many; slicing, dicing, and creating a delicious array of Spanish Tapas for the inaugural MasterChef Tapas Edition of Baradene College’s Year 12 Spanish class.
The brief was to create a tapas dish with a clear connection to the culture and history of Spain. Points were awarded for presentation, flavour, creativity, and cultural connections. In addition to showcasing their culinary skills, the task required research and production of an informative and eye-catching poster. Teams had to present their creations in Spanish to the class and judges. Extra credit was awarded for the teams that communicated in Spanish throughout the task.
Competition was fierce (yet supportive) and had begun the day before in the planning class, with students discussing the best way of maximising both deliciousness and scores, while minimising prep time. With just 45 minutes to put together and present their tapas dish, time was tight. It was imperative for teams to follow a strict kitchen schedule and operate like a well olive-oiled machine.
The positive, can-do attitude, the planning, execution, and time-management skills of all the students in this class was impressive to observe. Equally as impressive, not to mention absolutely delicious, were the high-quality tapas platters that were presented for judging. This particular judge had come to the lesson slightly hangry and left feeling joyously satiated and ready for a siesta.
Judging turned out to be more difficult than it initially appeared, with a last-minute streak ahead in the presentation scores from a team hiding their brilliance in a corner of the kitchen until a dramatic reveal at the buzzer. One dish that appeared slightly ‘shabby chic’ was outstanding in terms of taste and turned the scores on their heads even further. After tallying the points, two teams tied for first place as it was impossible to pick a clear winner.
Article by Tui Tuia | Learning Circle Facilitator Kara Morrison
‘Nunca hubiera creído que podríamos descubrir a nuestra familia extensa en España…ni mucho menos, visitarles y tener una relación tan cariñosa, dijo Doug Katae, emocionado.
Doug fue parte de una grupo de Paniora, que, después de años de anhelar contacto con sus raíces españolas, por fin podían entender la parte de su pasado que les faltaba. Paniora (español en Te Reo Maori) se llaman los Maorí de la tribu Ngati Porou, en la costa éste de Aotearoa/Nueva Zelanda, que son descendientes de un misterioso español que llegó a su territorio hace 180 años. Como descubrieron su pasado es una historia fascinante.
Manuel José fue un marinero que llegó a Nueva Zelanda en 1830, cuando aún había pocas personas europeas en esa región. Se quedó, y a pesar de no hablar ni maorí ni inglés, rápidamente se casó con 5 mujeres de tribu. Estos matrimonios produjeron 8 niños. No muchos, pero con los años y las familias grandes de sus descendientes, llegó a ser familia enorme de más que 16,000 personas en 2000.
El problema es que después de unas generaciones, la información sobre Manuel José y sus raíces se habían ido perdiendo. Aunque algunos miembros de la familia sabían, por su tradición oral, que era un hombre pelirrojo, y de Segovia en España, muy poco más sabían. Incluso, Manuel y José son nombres, no apellidos – no conocían su apellido. Sin esto, parecía imposible encontrar más información sobre las raíces españolas de los Paniora.
Soy periodista, y llegué a saber de los Paniora. Me fascinó la historia, y decidí investigar más. Los Paniora me invitaron a una gran y espectacular fiesta que organizaron en Tikitiki, en la Costa del Este. En ella, más de 400 Panoira participaron para celebrar su sangre española. Fue increíble ver como habían hecho a mano ropa estilo flamenco y español, con abanicos, sombreros, mantas y rosas. Claro, hasta entonces, nadie de clan había visitado España, y sus ideas venían de libros, revistas, y películas. A veces se entremezclaban ponchos peruanos con sombreros mexicanos, pero ser correcto no era el objetivo. Lo importante era la celebración de familia y sus deseos de conectar y tener lazos con familia lejana y desconocida.
Con un equipo de cineastas españoles, empezamos a hacer un documental sobre los Paniora. Como parte de nuestras investigaciones, decidimos intentar encontrar más información sobre Manuel José, el patriarca de esa enorme familia. Durante una de nuestras entrevistas, una de la familia, la vieja Tia Suey, nos contó que sus abuelos siempre mencionaron Valverde. El nombre Valverde apareció frecuentemente en la historia de los Paniora: como nombre de casa, de caballos, de personas.
En España, Valverde es un nombre común de pueblo. Pero, por suerte, en la provincia de Segovia, solo hay un Valverde, a unos 14 km de Segovia. En el pequeño pueblo de Valverde del Majano, solo hay una iglesia, y allí dentro todavía quedan todos los récords de los nacimientos, casamientos y muertes de los últimos 300 años. Buscamos el nombre Manuel José, dentro del periodo de 1780-1830 (pensamos que debía ser cuando tenía que haber nacido, por haber llegado a Aotearoa alrededor de 1830,) e, increíblemente, solo apareció un Manuel José. Se había ido del pueblo antes de casarse – no se sabe a dónde. ¿Podría ser él, el ancestro de los Paniora?
Cuando fui a una reunión de los Paniora en Tikitiki y les conté lo que habíamos encontramos, fue emocionante. Mucha gente lloró, y todos estaban convencidos de que ese Manuel José era su ancestro. No tenían ninguna duda – aunque no podremos estar absolutamente seguros. Para los Paniora tiene más que ver con sus sentimientos y deseos de conexión que ciencia. Estaban seguros de que Manuel José, por tantos años perdido para ellos, ya podría ser conocido e incorporado en la familia.
Dos años después, llevé un grupo de 25 Paniora a Valverde del Majano. Los habitantes del pueblo estuvieron encantados de saber que tenían primos lejanos en las antípodas. La historia también atrajo a todos los medios de comunicación en España, a quienes que les gustó el romance y exotismo de esta aventura. Fue un encuentro entre dos pueblos extraordinario.
Desde entonces, muchos Paniora han ido a Valverde, y un grupo de Valverde, incluido su alcalde, también visitó a los Paniora durante 2 semanas en Nueva Zelanda. Es un lazo fuerte y feliz; para los Paniora, es un pedazo importante de su pasado y whakapapa (genealogía) que ya está en su sitio.
Por Diana Burns
Diana es una famosa y experimentada periodista neozelandesa que le fascina investigar y descubrir nuevas historias. Para los que estéis interesados en saber más información sobre esta fascinante historia, estos enlaces son muy interesantes:
https://www.nzgeo.com/stories/180-years-of-solitude
Foto: Regalo a la Embajada de España en NZ de la Te Whanau a Manuera con motivo del hermanamiento entre Valverde del Majano (Segovia) y la ciudad de Gisborne.